"“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son lo que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”
(Mateo 7; 13-14.)
Cuando decide aceptar al Señor, primeramente debemos saber que el camino no será tan solo en medio de delicados pastos y aguas de reposo; sino que también es necesario que uno pase por el valle de las sombras de muerte.
El mayor desafío de la vida y el mayor despliegue lo encontramos en el hecho de que el hombre vive en la adecuada relación, en una dimensión que el Señor quiere, que Dios y el prójimo.
El cristianismo no es para los espectadores, la fe y la convicción del poder de Dios no es para “cristianos” tibios, que miran la obra de Dios desde una banca o una tribuna; el desafío esta en el involucrarse en la tarea que Dios nos encomiende, está en el involucrarse en la obra de Dios y ser partícipe de ella, no debemos venir a la iglesia a ver al predicador o a los hermanos, debemos venir para ser participes de la obra de Cristo, debemos venir para ser protagonistas no espectadores.
Ejemplo; desde niño soñaste con ser médico, abogado o aviador. Bueno ahora ya estas más grande y más cerca de cumplir ese propósito.
Ahora te pregunto lo siguiente; ¿Por qué no sueñas así para Dios?, como te gustaría pasar tu vida dando provecho para Dios.
Como todos sabemos Dios nos ha llamado para ser siervos, para trabajar los dones que Él nos dio y por supuesto Él un día te preguntará qué hiciste con ellos. Es por eso que te invito a analizar la parábola de los talentos, la cual se encuentra en Mateo 25; 14-30 , debemos saber eran tres siervos y a cada uno de ellos se les repartieron ciertos talentos, de la siguiente manera, a uno se le dieron 5 talentos, a otro 2, y a otro uno. Luego vuelve su Señor y les pregunta que hicieron con los talentos que se le habían entregado, el primero, tomos los 5 y los multiplico a 10, el segundo, tomo los 3 y los multiplico a 2 gano 2 mas, el que había recibido 1 lo enterró.
Si nos damos cuenta el tercer siervo, representa a muchos “cristianos”que dicen ser fieles, personas que ocupan bancas de muchas iglesias; son aquellos que desean no ser molestados, son aquellos que no quieren compromisos con cristo; este siervo pretende convencer que enterro el talento, para que no se pirda, ni se malgaste, pero la verdad es que lo enterró para no asumir el compromiso, para no asumir la responsabilidad de usarlo, él solamente buscaba su protección personal, no del talento, los dos primeros siervos amaban a su amo y querían hacer lo mejor posible para él, ellos soñaron con Dios y planificaron para Él… Sabes Cristo te ayudará a tus metas, tan solo sueña con las promesas de Dios; recuerda:
San Juan 15; 16 No me elegisteis vosotros a mí, yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis frutos y vuestro fruto permanezca, para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os de.”
Solamente sueña y déjate guiar por el señor, Él te conducirá a tus metas, Él te guiará para que obtengas todas sus promesas, superando tus expectativas: Y aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundante de los que pedimos o entendemos, según el poder que actúa sobre nosotros. (Efesios 3; 20).
La vida cristiana cobra importancia, poder y victoria si nos dejamos conducir por el Espíritu Santo; si estudiamos Romanos 3:5-8 vemos claramente la antología , la contraposición, existente en el plan del Espíritu y el plan de la carne, y vemos que tristemente quienes siguen los designios de la carne desconocen el valor de la Vida y de la paz.
Para hallar la guía del Espíritu Santo necesariamente debemos depender en todas nuestras cosas de Dios; es en la palabra de Dios donde hallamos la voluntad que debemos acatar, e incorporar como parte de nuestras vidas, al expresarnos mediante nuestra vida espiritual, entonces desde nuestro corazón brotarán los fruto del espíritu (Gálatas 5; 22-23) sabiendo que dichos frutos son irremplazables (Mateo 7; 16-20), además debemos saber que cada árbol lleva su propia savia de acuerdo con su naturaleza (Juan 15; 1-5). Nosotros tenemos la naturaleza de Dios y como consecuencia producimos el fruto de la nueva vida (Romanos 6; 21-22).
Es por eso que siempre debemos recordar el gran mandamiento. “Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todas tus fuerzas, con toda tu mente, y amaras a tu prójimo como a ti mismo” (Lucas 10; 27).Dios debe ser, lo primordial en nuestras vidas, “si me amáis guardad mis mandamientos” (Juan 14; 15), siendo por esta razón que se modifica nuestra vida al experimentar el verdadero amor de Cristo. Al experimentar estos cambios, cambia nuestra forma de amar, ya que es la única forma de Salir del egocentrismo, además alcanzaremos madurez espiritual, y el gozo en el Señor (Filipenses 4; 4).
Cuando nos entregamos al señor debemos tener en cuenta los siguientes versículos de la biblia;
Ø Colosenses 1; 20 “Y por medio del El reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra, como las que están en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.”
Ø Juan 16; 33 “Estas cosas os he hablado para que tengáis paz, en el mundo tendréis aflicción, pero confiad que yo he vencido al mundo.”
Ø Isaías 26; 3 “Tu guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.”
